El Internet de las Cosas y cómo puede cambiar nuestro futuro

Aunque parezca sorprendente, el Internet de las Cosas es un concepto que surgió en el año 1999 pero que tiene un gran impacto en la actualidad, especialmente estos últimos años. Estamos viendo desde electrodomésticos como lavadoras, neveras u hornos hasta puertas, ventanas o coches conectados a Internet, y fácilmente accesibles desde uno o varios dispositivos móviles. A simple vista parece una gran ventaja, y en teoría lo es, puesto que en el futuro todo se podrá hacer desde el propio móvil; o incluso desde un "smartwatch", acciones como controlar las luces del hogar, cerrar ventanas y persianas, regular la temperatura del cuarto y cerrar o abrir las puertas de nuestras casas. No solo se podrá hacer en un futuro, sino que de hecho ya hay productos disponibles para efectuar todo esto y controlarlo a través de la voz aunque, al tratarse de tecnologías en fase temprana, aún se encuentran a un precio elevado.


De hecho, empresas como Apple o Google han hecho esto más fácil con aplicaciones propias cuyo enfoque principal es la domótica, empleando en sus nombres la palabra "Home" (casa en inglés), con "HomeKit" en el caso de la compañía de la manzana y "Google Home" en el caso de la empresa perteneciente a Alphabet. Junto a la integración con los respectivos asistentes virtuales (Siri y Google Assistant), está claro que las grandes empresas están trabajando bastante por conectar todo lo posible a Internet y poder otorgar el control de cada ámbito del hogar a los usuarios. 


Homekit de Apple
No obstante, aunque nos movamos en esa dirección y ya podamos tener nuestras propias casas inteligentes ahora mismo, hay un factor que pone en riesgo esta situación tecnológica utópica, y es precisamente la amenaza que supone tener todas nuestras cosas conectadas a un único dispositivo, o incluso a una única cuenta; en definitiva, a Internet. Esta homogeneidad se puede aprovechar de una manera maliciosa, ya que si alguien consigue acceder al dispositivo principal que controla todos nuestros objetos, las consecuencias  podrían ser muy graves, puesto que tendría el control de las ventanas y puertas del hogar, las cámaras de vigilancia e incluso del vehículo que poseamos. No solo está el factor de las vulnerabilidades que pueda haber al tratarse de tecnología que requiere acceso a Internet, sino también el propio dispositivo físico que, en el caso de los teléfonos móviles, podríamos llegar a dejarlo en algún sitio sin darnos cuenta y caer en malas manos. Puede que en un futuro próximo todas estas tecnologías estén implementadas en el ya mencionado "smartwatch" o incluso en nuestra propia ropa, pero por ahora tanto empresas como usuarios deberían tener cuidado ante los posibles peligros. 

En definitiva, las compañías deberían centrarse no solo en las funcionalidades de sus nuevos productos conectados a Internet, sino que hay que poner especial atención a la seguridad y reforzar la comprobación de que somos nosotros quienes realizamos las acciones previamente mencionadas, sobre todo las más peligrosas como las apertura de puertas o ventanas, o el control de un vehículo personal. Esto se podría lograr con la implementación de tecnologías de autentificación en las aplicaciones, como el reconocimiento facial o el lector de huellas, que ya integran múltiples dispositivos hoy en día. 

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